domingo, 24 de junio de 2018

Sabes



Sabes,  la tarde se derrumba frente a mis ojos.
 Los rayos de sol reflejan algunos tonos rojizos en mi cabellera. Y tú no estás para verlos.
El frio comienza a surgir entre los arboles tímidos sin sus hojas, como yo en algunos momentos. Y tú no estás para sonrojarme.
El viento ha levantado un par de hojas amarillentas y ha hecho un remolino y al parar,  las hojas caen como unas bailarinas en su danza, ¡qué bello se ve! Y tú no estás.
Mi boca se vistió para ti, luce un vestido rojo que bien se lucirían en tus ojos. Y tú no estás.
Mis ojos se profundizan con el tiempo, miran con madurez y esperanza. Y tú no estás, para buscarte en ellos.
Las ramas se mueven y crean un sonido, parecen que hablan de mí, como si fuera un cuento. Y tú no estás para contarlo.
Mi cuerpo se cubrió de excusas y dolores, por qué   no conoce tú latido en él. Y tú no estás para que entone  una canción con el tuyo.
Odio las rosas, no las quiero, cada vez que las toco me recuerdan que no eran para mí. Y Tú no estás para traerme “esas” que tanto me gustan.
Mis pies están descalzos, quizás como los tuyos, algo me falta. Y tú no estás para caminar juntos.
El sol se ha ido…y sujeto mis manos para no escribirte,  porque sé que no puedo tenerte. Tú no estás.





 Querido diario :  Recíbeme entre tus hojas vacías para que pueda volver a descansar mi narrativa.  Entre los últimos días de este año 2025....