La gotera fue insistente, su
sonido rítmico me despertó a la madrugada. Cerré con más fuerza la canilla que
estaba perdiendo. Me serví un vaso de agua y reparé en que había dejado abierta
la ventana trasera la que da al patio externo. La gotera como tal ácido caló en
el pensamiento, la preocupación se hizo cuerpo.
AVG