sábado, 14 de noviembre de 2020

El último viernes ( relatos )

 

                                           


 

 

El último viernes de la semana prometió lo mismo de siempre; rutina, finalización de  las rendiciones y dejar todo impreso sobre  el escritorio del jefe. El ambiente en la oficina, huele a descanso, a salidas el fin de semana, asados con amigos y  a recorrer la vera del río. Al Pepe  le quedaban un par de años para jubilarse, ni se le ha  cruzado  pensar en lo que vendrá después.  Divorciado desde hace  9 años, sin pareja, dos hijos con vida adulta y un perro que lo espera todos los días. Por la tarde de ese viernes de marzo  tenía turno para controlar su deficiencia respiratoria por ser un gran fumador; vencer la adicción no le ha sido fácil, ha reducido la cantidad  de cigarrillos por día, pero su paso se ha vuelto agitado y lento.

Por la tarde le llega el mensaje del jefe, “a partir del lunes entramos en cuarentena, les estaré enviando novedades, por ahora no se asiste a la oficina” Rulo escuchó las noticias en varios canales y sus hijos le llamaron para decirle que él está dentro del grupo de riesgo y que no salga por ningún motivo, ellos le iban a acercar lo que necesite.

Desde ese día han pasado casi 6 meses, ha visto a sus hijos cada vez que le llevan mercadería y remedios. Ha bajado de peso contrariamente cuando todos han  subido. Se ha permitido salir a pasear al “Tigre”, pero un enorme vacío lo ha tomado por entero. No realiza teletrabajo, alguien lo ha reemplazo en la oficina, pareciera que nadie lo necesita, se siente invisible y de desecho.  Toda su vida ha trabajado, formó  un hogar, ha sido el sostén de la familia y  el cansancio ha sido parte de su respirar por años, primero trabajando  horas extras para terminar la casa, luego vinieron los hijos, pagar las vacaciones, la universidad de los chicos, el divorcio y estos últimos años  la soledad ha sido su refugio.  Tigre y él, se han organizado  durante el aislamiento, los primeros meses el desorden de los horarios  fue desencadenante de un estrés que nunca había vivido, “estar sin hacer nada”, ¿pero qué hacer? Por primera vez en su vida, se ha preguntado, qué le gustaría hacer. Pisando sus sesenta años, recordó que alguna vez quiso estudiar cinematografía, es un amante del cine, durante este tiempo se ha dedicado a ver cientos de películas, pero ¿qué más? El día es largo y las horas parecieran que pasan sin mucho ruido. Ha pintado las paredes más viejas de la casa, ha ordenado los papeles e incluso aquellos que detesta ver. Creó una cuenta en Facebook y ha conocido a alguna que otra  mujer que ha despertado el interés por volver a sentir algo. A veces se queda mirando la vida a través del balcón, observando sin que su respiración  participe en el tiempo de la contemplación.  Reconoce que su soledad ha sido elegida y en cierto punto deseada. Pero la pregunta sigue haciendo ruido y la búsqueda de la respuesta lo ha puesto por primera vez en el camino del deseo. Aislarse para volver a verse.

 

 Querido diario :  Recíbeme entre tus hojas vacías para que pueda volver a descansar mi narrativa.  Entre los últimos días de este año 2025....