viernes, 8 de mayo de 2020

El Chirilo



Anoche volvió un compañero,  suele dejarme sin dormir muchas noches. Nada alcanza para cubrirme y alejarme de él. Es amigo del viento y llega para meterse con su poderío en los agujeros de la chapa que cubren  el techo. Se queda en el barro donde apoyo mi cama que la comparto con mi hermano. En la oscuridad pude ver un haz de luz de la enorme luna que cubrió el cielo. Me tiembla el estómago, duele y cómo duele, a veces hace ruido de tanto vacío. Tengo los pies fríos, ni los de mi hermano se calientan. El viejo se quedó dormido después de chuparse todo y cagar a golpes a la vieja. Es al qué más temo, me hablan de monstruos  debajo de la cama o de esos que salen de un ropero, pero a mí no se me aparecen.
El barrio está en silencio debe ser que falta poco para que el sol aparezca. Sueño con que caliente mi cuerpo, y también con  un jarro de mate cocido tibio para que me descongele. Capaz la vieja hace pan y algún guiso. Pancho se acuesta sobre mis  pies y eso es maravilloso, ahora me duermo.  Mañana voy a cazar algunas ranas, me dijo Juan que vio varias en la costa, ahí donde muere el río.  Fritas con sal, ¡qué más puedo pedir! Y cómo nos  vamos a divertir, sino son las anfibias (como le dice mi Seño, creo que la estoy  extrañando) serán los palomones que andan por acá. Me está entrando algo de sueño y calor. La pucha que frío hace.
AVG

martes, 5 de mayo de 2020

Alerta amarilla




El mensaje decía te invito a almorzar en el carnaval. Ella dijo que sí (pero sólo por contestar). Hacía varios días que la alegría y el entusiasmo la habían tomado, tal vez era el ritual que practicaba por las noches dando lugar a su propia locura. El acto consistía en pararse delante del ventilador y rezaba una oración celta (que no entendía una mierda) y como una especie de ventisca hacia ella, repetía una y otra vez el slogan de la felicidad “todo lo que llegará a mí, será para mayor bien, cada pensamiento positivo se instalará en el lugar de los deseos, que así sea”. Eso le cambiaba el día (cosa de mandinga), cuando el pensamiento destructor se disponía a surgir, la frase se adueñaba del instante y con una respiración adecuada  volvía a la calma. Hasta amó esperar el colectivo más de veinte minutos (cosa de mandinga) Se había puesto una remera roja, con la esperanza equivocada de que hiciera resaltar el color de sus ojos y el brillo de su piel. Su mirada en el frente observando cada detalle y dejando que su mente organice las ideas. El joven que iba a su lado desocupó el asiento, y entonces el que llega primero obtiene el tan esperado premio. Hay que ver como las miradas hablan. Recordó que había olvidado la manzana para la tarde. También se había dejado las llaves para abrir y cerrar el depósito. Pero nada logró oscurecer su ánimo y su determinación “iba a ser un gran maldito día”. Todo parece tan lento frente a sus ojos, a tal punto que el colectivo se detuvo. Una ovación se escuchó y la voz del chofer anuncia que un desperfecto mecánico obligaba a los pasajeros a bajar. Ella no tenía interés en esperar el próximo colectivo, entonces caminó. Fueron unas treinta cuadras, bajo el sol con alerta amarilla de ese “bendito día de mierda”. Se le habían ampollado los pies, y su rostro ardía de dolor, mientras el joven le seguía enviando audios de lo maravillosa que era, ella sabía que era un embrujo de mentiras, sólo para entretenerla. Pero los pensamientos derrotistas no cabían en su cabeza un tanto dura, “Iba a ser un gran maldito día”. Llegó a destino y el carnaval frente a sus ojos. Ni el dengue, ni el virus chino, ni el leishmaniosis, ni la resignación de una buena pecadora (está aprendiendo cada vez más), pudieron con el “gran maldito día “, él joven la esperaba en la puerta del comedor, habrá sido él o fue el ritual nocturno? ¡Qué sé yo! , cosa de mandinga, vaya uno a saber.
AVG

En la Revista Aliso N° 16 Marzo de Editorial Ana, publicaron mi relato " Alerta Amarilla " Gracias a Pablo Felizia por la oportunidad de ser leída. Muchísimas  gracias.

Únicas
Si mis manos pudieran ser
suaves y delicadas,
pero se han vuelto ásperas y duras.
El agua fría las rompe y el rechazo las deja sedienta de abrigo.
Si mi cuerpo pudiera ser de seda,
pero el desasosiego lo ha convertido en un desierto.
Si mi memoria pudiera olvidar lo que duele,
abandonaría el recuerdo de tus ojos sobre los míos.
Si mi voz pudiera tener esa calma y esa esperanza eterna,
pero los bolsillos están vacíos y la panza duele de hambre.
Si mis letras fueran el romance debajo de un farol,
pero mis cuadernos se escriben con ese que no tiene voz y la suya es tan parecida a la mía.
Si mis piernas fueran tan largas y provocarían deslizarse sobre ellas,
pero están marcadas por las caídas y los golpes de aquellos que quieren dominar mis pasos.
Si mis labios fueran carnosos y atrevidos,
pero sólo habitan en ellos palabras invisibles y aroma a pan recién horneado.
Si pudiera ser todas “ ellas” a la que sucumbes en tus noches
No sería yo y una daga se clavaría en lo que me hace única.
AVG

lunes, 4 de mayo de 2020

Antología " Enaguas de Río " Un libro escrito junto a 6 escritoras entrerrianas. Cinco relatos de mi  autoría navegan por las hojas. Editorial Ana. Primera Edición. Noviembre 2019 

 Querido diario :  Recíbeme entre tus hojas vacías para que pueda volver a descansar mi narrativa.  Entre los últimos días de este año 2025....